domingo, 9 de mayo de 2010

Con pluma ajena

La larga espera de los eurodiputados fantasma


Por María Ramírez
Bruselas .-Una mañana primaveral de hace unos días, Amelia Andersdotter, elegida como segunda eurodiputada del Partido Pirata en Suecia, llega tarde a un café, retrasada por una reunión y algo perdida entre los laberínticos pasillos del Parlamento Europeo aunque ya lleve cinco meses explorándolo.
Después de una semana metida en largas sesiones de comisiones parlamentarias, tiene ganas de hablar de sus proyectos de reciclaje de electrodomésticos, de los navegadores de Internet más abiertos y o de cómo las compañías de móviles almacenan la posición de sus usuarios con GPS.
La sueca de 22 años parece una eurodiputada más, concentrada en sus especialidades y, en todo caso, especialmente apasionada por ellos, pero Andersdotter no tiene ni escaño, ni voz, ni voto, ni sueldo y ni siquiera una posición dentro del Parlamento. Es una de los 18 eurodiputados "fantasma" que esperan una reforma prometida tras la entrada en vigor, el pasado 1 de diciembre, del Tratado de Lisboa, que no estaba ratificado en toda la UE en las elecciones europeas de junio de 2009 y que prevé más escaños para el Parlamento.
Como hay 12 países afectados, entre ellos y, sobre todo, España, se acordó una medida transitoria para incorporar los extra durante la legislatura. El cambio supone cuatro más para España, dos para Suecia, Francia y Austria, y otro más para Italia, Reino Unido, Polonia, Países Bajos, Bulgaria, Letonia, Eslovenia y Malta.
La complicación viene de que, según Lisboa, Alemania pierde tres, pero, como no se puede echar a diputados a mitad de legislatura, es necesaria una reforma para que provisionalmente el Parlamento esté compuesto por 754 miembros y no 751, como dice el Tratado.
Este jueves, la Eurocámara aprobó el proceso para reformar el texto "en media hora", con una conferencia intergubernamental (el proceso más rápido posible) que la Presidencia de turno española pretende convocar en junio. Pero, hasta que no se ratifique el cambio en los Veintisiete �lgo que tardará años, como demostró la agonía de Lisboa-, los eurodiputados no tendrán escaño ni derecho de votar o de hablar en el pleno.
La Eurocámara pretende que entren como observadores en septiembre, pero aún queda por decidir, por ejemplo, quién pagará el salario de los "fantasma" y qué trabajo podrán hacer a cambio de las dietas que sí financiará el Parlamento. Francia ni siquiera ha elegido a los suyos.
Andersdotter, novata en la UE, se mudó en enero a Bruselas, convencida de que, ya que había entrado en vigor el Tratado el 1 de diciembre, la incorporación sería cuestión de semanas. Ahora tiene mucha vida social pero se impacienta en la espera.
"Para mí, naturalmente, este proceso ha sido enormemente frustrante; sin embargo, más relevante es que esto ha sido muy frustrante para los votantes. Cada semana, me llegan preguntas: quieren saber cuándo se les va a permitir ejercer sus derechos democráticos, cuándo se les va a representar. Yo les digo que es un proceso con pocas cosas claras", explica la sueca, que se pregunta también donde están los eurodiputados de España, que es quien más gana en el nuevo reparto.
Los elegidos españoles, según el arreglo ya previsto en las elecciones europeas, son dos eurodiputados del PSOE, una del PP y otro de CiU. Aunque están al tanto del proceso de reforma, se lo han tomado con más calma y siguen con sus trabajos políticos o académicos, como el socialista Sergio Gutiérrez, concejal en el Ayuntamiento de Escalona (Toledo) y secretario de Juventudes Socialistas, o Salvador Sedó, ingeniero, consultor y futuro eurodiputado de Convergencia.
Gutiérrez cuenta que está pendiente de lo que pasa en Bruselas y en Estrasburgo, porque el PSOE le manda información de las comisiones a las que, en teoría, podría pertenecer, Agricultura y Asuntos Sociales, y queda de vez en cuando con sus futuros colegas, Ramón Jáuregui o Enrique Guerrero.
La suerte de los 18 en la sombra es, en realidad, incierta, en particular por el problema francés. Como no quiere organizar nuevas elecciones y no sabe cómo elegir la circunscripción a la que le tocarían los europarlamentarios extra, Francia pretende enviar dos diputados de su Asamblea Nacional, una decisión controvertida en el Parlamento Europeo y que, por ejemplo, los partidos alemanes ya se han comprometido a vetar.
Con suerte, los extra de Lisboa serán eurodiputados en cuerpo y alma en 2012; con menos, tendrán que esperar a las próximas europeas, en 2014.
(Leído en El Mundo de 6-5-2010)