viernes, 5 de agosto de 2011

Elecciones 2011

Rajoy es para 'The Economist' "el hombre que no tiene nada que decir"

Madrid.- Después de llamar a Rajoy "la pesadilla de un asesor de imagen", el semanario The Economist ha vuelto a dedicar palabras poco elogiosas al presidente del PP, al calificarle como "el hombre que no tiene nada que decir".
En un artículo titulado ¿Alguien quiere dirigir este país? y publicado este viernes, el semanario británico augura que Rajoy, a quien ya ven en La Moncloa, se enfrentará al "dilema" de "ganar votos aparentando ser moderado" y "ganarse el respeto de los mercados y de Bruselas aparentando ser duro".
"Ofrece algo que distorsiona su credibilidad: austeridad sin dolor"
The Economist critica la falta de concreción del conservador cuando asegura que no hará recortes sociales. "El señor Rajoy se ha dado cuenta de que lo que más quieren los españoles son trabajos y una economía fuerte, pero ofrece algo que distorsiona su credibilidad: austeridad sin dolor", indica.
Por este motivo, el artículo insta a Rajoy a "mostrar" cómo piensa aplicar las medidas que dice que necesita España con un Gobierno que, de seguir acortándose la distancia con el PSOE, no tendría mayoría suficiente para gobernar en solitario.
El semanario ya tildó a Rajoy de "aburrido" y "la pesadilla de un asesor de imagen"
Además, The Economist critica que ciertas Comunidades Autónomas gobernadas por el PP se quejen por el excesivo déficit cuando tienen autonomías como la de Murcia, "históricamente una gran derrochadora".
No es la primera vez que The Economist se refiere a Rajoy. El pasado 16 de junio, el semanario británico tildaba a Rajoy de "hombre misterioso", "un candidato aburrido" y "la pesadilla de un asesor de imagen".
También se refería a sus dos elecciones perdidas asegurando que "no se le da bien echar a líderes perdedores". Para The Economist, Rajoy está jugando a "mirar y esperar" para no "asustar" a los votantes con propuestas drásticas y, de este modo, liquidar el bagaje de "partido desagradable" que provocó, según el semanario, la derrota electoral en 2008.
Para The Economist, Rajoy era demasiado gallego porque dejaba "a la gente preguntándose cuáles son sus intenciones reales". Una crítica a su falta de definición que hoy ha vuelto a repetir.