Doce países afectados por la mortal diarrea de la 'E. coli'
Madrid.- La nueva E. coli que hace una semana irrumpió en Alemania ha sido ya detectada en 12 países y el Gobierno, alarmado por la magnitud que está adquiriendo el problema, ha decidido –poner alerta a los científicos por si acaso.
Además de Alemania, hay casos en Austria (dos), República Checa (uno), Dinamarca (17), Francia (seis), Holanda (ocho), Noruega (uno), España (uno), Suecia (43, con una fallecida), Suiza (dos), Reino Unido (siete) e incluso Estados Unidos (dos), la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En total, son 90 personas divididas en dos grupos: las que tienen la bacteria enterohemorrágica (que causa diarreas con sangre) y las que han desarrollado el peligroso síndrome hemolítico urémico (una especie de insuficiencia renal). A ellas hay que sumar los 1.733 afectados de Alemania (17 fallecidos), donde se han registrado 199 nuevos casos en los últimos dos días, 50 de ellos con el síndrome hemolítico urémico, según el balance dado a conocer hoy por el Instituto Robert Koch de Berlín.
En la inmensa mayoría de los casos fuera de Alemania, se trata de personas que se infectaron en este país, ya que estuvieron en el norte de ese territorio unos días antes de enfermar gravemente (el periodo de incubación es de unos tres o cuatro días). En uno de ellos, se trata de alguien que no viajó, pero que convive con alguien que lo hizo. Y quedan dos que no estuvieron en Alemania, ni han tenido contacto con viajeros a ese país.
Estos últimos, de los que la OMS no ha dado datos, pueden dar pistas acerca de la vía de transmisión de la bacteria. O ser falsos positivos todavía (ahora que se sabe exactamente qué variedad de microorganismo causa la enfermedad, habrá que afinar los análisis).
Lo que aún no ha cambiado es el resto de la situación. Se sigue sin saber de dónde salió la bacteria o cómo llegó a los alimentos o al agua. Y tampoco está claro el tratamiento, ya que lo normal -el uso de antibióticos- puede estar contraindicado, porque la bacteria es resistente e incluso se puede provocar que cree aún más toxina shiga.
La situación, sin embargo, puede cobrarse otra víctima: las relaciones entre los dos principales organismos sanitarios de Europa, la oficina regional de la OMS y el Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC). Este último fue el primero en identificar la bacteria como una del tipo 0104:H4 con una intensiva caracterización de sus genes. Y, después de las declaraciones ayer de la representante de la OMS Hilde Kruse, sacó una nota negando que pueda hablarse propiamente de una mutación, ya que de lo que se trata es de una cepa conocida que ha adquirido genes de otra.
En todo caso, el vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha encomiado la labor informativa sobre la «crisis de los pepinos», siendo justos con el mercado hortofrutícola español y defendiendo el producto nacional. No tanto así se han comportado, a su juicio, las autoridades alemanas y comunitarias que cargaron de inmediato las tintas contra la planta producida en España, cuando aún no estaba confirmado que fuera la causante de la bacteria.
Pero Rubalcaba ha admitido que la canciller alemana Angela Merkel ya ha mostrado «buena disposición» a colaborar con España para recuperar los mercados españoles, mientras las autoridades españolas no se «desentienden» del problema de salud pública que tiene el país germano.A mediados de este mes, habrá un encuentro de los ministros de Agricultura de toda la Unión Europea (UE) a instancias del Gobierno español, en el que la ministra del ramo, Rosa Aguilar, pedirá explicaciones y dirá: «Alguien tiene que pagar por el daño causado». «Estamos de acuerdo en que lo sufrague Bruselas, con partidas que hay para ello, aunque también les digo que esas partidas no son suficientes y habrá que aprobar nuevas porque con lo que hay no basta» con el objeto de reparar el perjuicio ocasionado a los agricultores españoles y al mercado hortofrutícola nacional también en el marco exterior.
Además de Alemania, hay casos en Austria (dos), República Checa (uno), Dinamarca (17), Francia (seis), Holanda (ocho), Noruega (uno), España (uno), Suecia (43, con una fallecida), Suiza (dos), Reino Unido (siete) e incluso Estados Unidos (dos), la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En total, son 90 personas divididas en dos grupos: las que tienen la bacteria enterohemorrágica (que causa diarreas con sangre) y las que han desarrollado el peligroso síndrome hemolítico urémico (una especie de insuficiencia renal). A ellas hay que sumar los 1.733 afectados de Alemania (17 fallecidos), donde se han registrado 199 nuevos casos en los últimos dos días, 50 de ellos con el síndrome hemolítico urémico, según el balance dado a conocer hoy por el Instituto Robert Koch de Berlín.
En la inmensa mayoría de los casos fuera de Alemania, se trata de personas que se infectaron en este país, ya que estuvieron en el norte de ese territorio unos días antes de enfermar gravemente (el periodo de incubación es de unos tres o cuatro días). En uno de ellos, se trata de alguien que no viajó, pero que convive con alguien que lo hizo. Y quedan dos que no estuvieron en Alemania, ni han tenido contacto con viajeros a ese país.
Estos últimos, de los que la OMS no ha dado datos, pueden dar pistas acerca de la vía de transmisión de la bacteria. O ser falsos positivos todavía (ahora que se sabe exactamente qué variedad de microorganismo causa la enfermedad, habrá que afinar los análisis).
Lo que aún no ha cambiado es el resto de la situación. Se sigue sin saber de dónde salió la bacteria o cómo llegó a los alimentos o al agua. Y tampoco está claro el tratamiento, ya que lo normal -el uso de antibióticos- puede estar contraindicado, porque la bacteria es resistente e incluso se puede provocar que cree aún más toxina shiga.
La situación, sin embargo, puede cobrarse otra víctima: las relaciones entre los dos principales organismos sanitarios de Europa, la oficina regional de la OMS y el Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC). Este último fue el primero en identificar la bacteria como una del tipo 0104:H4 con una intensiva caracterización de sus genes. Y, después de las declaraciones ayer de la representante de la OMS Hilde Kruse, sacó una nota negando que pueda hablarse propiamente de una mutación, ya que de lo que se trata es de una cepa conocida que ha adquirido genes de otra.
En todo caso, el vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha encomiado la labor informativa sobre la «crisis de los pepinos», siendo justos con el mercado hortofrutícola español y defendiendo el producto nacional. No tanto así se han comportado, a su juicio, las autoridades alemanas y comunitarias que cargaron de inmediato las tintas contra la planta producida en España, cuando aún no estaba confirmado que fuera la causante de la bacteria.
Pero Rubalcaba ha admitido que la canciller alemana Angela Merkel ya ha mostrado «buena disposición» a colaborar con España para recuperar los mercados españoles, mientras las autoridades españolas no se «desentienden» del problema de salud pública que tiene el país germano.A mediados de este mes, habrá un encuentro de los ministros de Agricultura de toda la Unión Europea (UE) a instancias del Gobierno español, en el que la ministra del ramo, Rosa Aguilar, pedirá explicaciones y dirá: «Alguien tiene que pagar por el daño causado». «Estamos de acuerdo en que lo sufrague Bruselas, con partidas que hay para ello, aunque también les digo que esas partidas no son suficientes y habrá que aprobar nuevas porque con lo que hay no basta» con el objeto de reparar el perjuicio ocasionado a los agricultores españoles y al mercado hortofrutícola nacional también en el marco exterior.