Por Pepito-grillo
Llevo unos días acudiendo a Torrijos y escuchando un poco por todos lados una absurda discusión: l
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Sinceramente es absurdo que la gente hable fingiendo conocimiento de causa de una cuestión técnica, que no es asunto de caprichos o de malas voluntades, sino de sentido común. Pero claro, como bien sabemos, en la España de las maravillas eso -sentido común-, no es precisamente lo que más abunda.
El AVE, ese espectacular avance de la tecnología que nos permite desplazarnos en dos hora y media del centro de la península a las playas malagueñas, por ejemplo, es un competidor del avión. No del metro.
Ni tampoco de los coches de línea. ¿A quién se le ocurre?
El AVE está pensado, tanto en trazados como en precios, para personas, sean o no hombres de negocio, que necesitan acudir a Barcelona, o a Valencia, o a Sevilla -y pronto a Lisboa-, sin tardar mucho más allá de tres o cuatro horas y disponer de un medio asequible para volver a dormir a casa después de cumplir su cometido.
Pero no para ir de Madrid a Aranjuez, o para que un simpático torrijeño se plante en 20 minutos en casa después de ir a Madrid a los toros. Porque entonces hablamos del “metro de alta velocidad” o algo de ese estilo.
Por eso, cuando hace unos años comenzó a planificarse el AVE de Madrid a Lisboa, se acordó que no podía tener mucho más de seis paradas para que realmente fuese “de alta velocidad”. Lo contrario sería construir un “expreso” a la antigua usanza, aunque más estilizado y bonito.
El AVE, pese lo que les pese a los de Torrijos (y a muchos otros de pueblos cercanos), tendrá su primera parada en Talavera de la Reina, que al fin y al cabo es una ciudad con enjundia y dista ya más de 100 kilómetros de Madrid. Y luego se detendrá en Cáceres, Mérida, la frontera luso-española de Badajoz, Évora y la propia Lisboa.
Eso, como es fácil deducir, en el caso de los trenes que paren en todas las estaciones del recorrido, a cambio de tardar mucho más tiempo. Porque habrá trenes que se detengan sólo en algunas o directos de Madrid a Lisboa sin parar en parte alguna. Eso es así, les guste a algunos de Torrijos (incluido algún político cachondo y mal informado) o no les guste.
Ahora bien, las vías del AVE sirven para trenes de alta velocidad y para otros que son bastante rápidos, aunque no tanto como el otro. A esos los técnicos los llaman de Velocidad Alta, para diferenciarlos de los anteriores. Y esos, si es que el AVE pasa por Torrijos o sus inmediaciones, como parece, sí que podrían parar en la localidad toledana y dar gusto a tantos de sus ciudadanos o de los de otros sitios próximos.
Esos trenes de Velocidad Alta, sirven incluso para el transporte de mercancías, lo cual puede que resulte mucho más interesante para los de Torrijos y su zona cercana que un AVE que está reservado únicamente para los pasajeros. ¿A quién se le iba a ocurrir cargar sacos de grano, vigas o adoquines en un avión? Su precio resultaría al final prohibitivo y además ralentizaría el desplazamiento de los pasajeros.
Pero hablamos de un tren capaz de rivalizar con un avión. No con un camión de gran tonelaje, ni con un autobús, ni por supuesto con los cercanías.
¿Quién iba a pagar un precio desorbitado para ir más deprisa a su pueblo, que al fin y al cabo está a una hora en coche desde Madrid? ¿Y además, cuántos pueden ser los pasajeros diarios que viajen en un AVE Madrid-Torrijos?
Porque esas son las cosas de las que estamos hablando.
Lo que pasa, y esta es la moraleja del cuento, es que el AVE parece haberse convertido en un nuevo símbolo de “status”. Si por tu pueblo pasa el AVE y para, es como si fuese mucho más importante.
¿Sabían ustedes, queridos lectores, que hay “listos” que han vendido casas en esa zona a precios por encima de su valor prometiendo que el AVE iba a parar muy cerca de ellas?
Lo malo es, como tantas veces por otras razones, que no hay autoridad en esta tierra que se atreva a ponerse cara a cara a los ciudadanos y explicarles estas cosas. O a castigar a los que mienten para vender sus adosados. Andan más ocupados los políticos en otros menesteres, a ser posible más lucrativos para ellos. Esa es la triste realidad. Y cuando les parece que pierden apoyo, recurren a “fantochadas”, como la del AVE, para desviar la atención de la gente de asuntos que no les dejan a ellos en buen lugar.
Al menos sabemos que por Escalona no pasará el AVE. ¡De eso nos hemos librado!