miércoles, 12 de agosto de 2009

Política Nacional

El Gobierno y el PP se echan al monte
Madrid.- Se vive uno de los momentos más tensos de la democracia por causa de la fractura en las relaciones institucionales de PP y PSOE, los partidos que se han alternado en el Gobierno de España en los últimos 27 años. Sus líderes parecen haberse echado al monte.
El líder del PP, Mariano Rajoy, ha avalado en su primera comparecencia pública todas las acusaciones de su cúpula directiva contra el Gobierno sobre la supuesta instrumentación de estas instituciones para espiar a dirigentes del PP y perseguir al partido. Ha acusado a Zapatero de estar al frente de todo, y también de “altanería, gallardía y prepotencia”.
El Gobierno ha respondido por boca del ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que ha dicho que "es falso, es una infamia y es gravísimo; lo que pretende el PP es amedrentar a jueces, fiscales y policías para que no investiguen la corrupción de este partido".
La escalada de la tensión comenzó cuando la secretaria general del PP y líder en Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, acusó desde Marbella al Gobierno de espiar a dirigentes de su partido. El presidente José Luis Rodríguez Zapatero pidió "respeto" el viernes y dijo: "Quiero quedarme ahí". Añadió que no había hablado con Rajoy.
Pero éste ha acusado ahora a Zapatero de ser "responsable de todo" el supuesto acoso a su partido. El presidente guardó silencio. En su lugar salió Rubalcaba a responder en nombre del Gobierno y dijo: "Es el disparate del verano, Cospedal acusando al Gobierno de espiar a la oposición... Un disparate monumental. Hemos esperado una prueba o una rectificación. Ni lo uno ni lo otro. Más bien una ratificación. Y a estas alturas, seis días después sin presentar pruebas, la conclusión es que es una acusación rotundamente falsa y una infamia gravísima. No puede quedar sin respuesta".
Rubalcaba reclamó una denuncia formal, porque a su juicio, “este tipo de acusaciones gravísimas, con pruebas y en el juzgado, no en una playa y sin pruebas. Y luego llamando a Rajoy, que está en un chiringuito. Y después de Rajoy, 'oiga, déjeme, que ya he dicho la barbaridad del verano y voy a darme un chapuzón".
Luego continuó:"¿Por qué hace esto el PP? Para tapar lo que está pasando, para no hablar de los presuntos casos de corrupción que se dan en sus filas. Si lo que hay que tapar es muy grande, se dice una barbaridad muy grande. Para tapar un barco de juguete, te basta una cortinita de humo, pero para tapar el Titanic tienes que decir una barbaridad muy grande".
Además, aseguró: "con toda rotundidad, el Estado no investiga al PP, sino a presuntos corruptos que hay en el PP". La escalada verbal, lejos de detenerse, parecía ir a más.
Alguien había preguntado a Rajoy si pensaba que su teléfono estaba pinchado. Su respuesta fue ésta: "El mío me tiene sin cuidado porque yo no tengo nada de qué arrepentirme, me preocuparía como ciudadano porque es un principio básico de cualquier democracia. Me remito a las declaraciones que ha hecho la secretaría general de mi partido que todos los miembros de mi partido compartimos".
En cuanto a la confianza en las instituciones, Rajoy dijo: “Yo confío en las instituciones, en la justicia y en las fuerzas de seguridad del Estado, no desde luego en el ministro del Interior y en el fiscal general del Estado (...) ni en la vicepresidenta Fernández de la Vega, que llama a la fiscalía para dar instrucciones de que presente denuncia”.
Desde el ámbito parlamentario, José Luis Ayllón, portavoz adjunto del PP en el Congreso, ahondó en esta ruptura cuando dijo que si al Gobierno le parece una "infamia", como dijo Rubalcaba, el PP está "en el camino de la verdad". Según Ayllón, el PSOE ya calificó de infamias el caso GAL y el caso de las escuchas del CESID, a finales de los ochenta, por lo que el supuesto espionaje debe de ser verdad, como aquéllos.