lunes, 8 de febrero de 2010

Opinión

Tiempos de mudanza

por Diego Armario
Hay gente que aunque nunca ha leído nada de Ignacio de Loyola, tiene al fundador de los jesuitas como autor de cabecera. La frase del vasco “En tiempos de tribulación no hacer mudanza”, sirve lo mismo para un roto que para un descosido y se utiliza con no disimulado entusiasmo por los inmovilistas o los que creen que todo lo cura el tiempo, y así se sientan en la puerta de su casa a esperar que pase por delante el cadáver de su problema no resuelto.
Sin embargo, ha llegado el momento de hacer no pocos cambios en estos tiempos de tribulación porque el personal de a pié está necesitado de acciones y de ejemplos para recuperar algo de la ingente confianza perdida. Es verdad que nadie tiene a mano la fórmula mágica para resolver problemas, pero la inacción deviene demoledora y resulta contagiosa.
Por eso conviene empezar dando ejemplo sin que nos consuele en absoluto que en todas partes cuezan habas. En el Reino Unido tres diputados laboristas, acusados por la Ley del Robo británica de reclamar ilegalmente casi 60.000 libras del erario público, se han acogido al estatuto de inmunidad parlamentaria para eludir a la justicia.
No son los únicos, ya que según ha desvelado el The Daily Telegraph, más de la mitad de los diputados de la Cámara de los Comunes han justificado gastos injustificables para cubrir caprichos particulares. No se libra de esta golfería ningún partido político. Unos han reparado sus viviendas con dinero del contribuyente, otros han pasado facturas falsas de trabajos no realizados y otros han pasado una factura por una isla flotante para patos en el estanque de su jardín.
En España, por suerte y que conozcamos, no ocurre nada parecido, pero sí es cierto que nuestros parlamentarios disfrutan de ciertos privilegios económicos que deberían revisarse en estos tiempos de crisis. El debate sobre las pensiones de los parlamentarios está abierto y en este minuto histórico en el que se estudian rebajas y nuevas fórmulas para calcular las pensiones de los ciudadanos, no estaría mal dar algún ejemplo que recupere la confianza de los españoles en su clase política.

(D. Armario es escritor y periodista)