domingo, 18 de octubre de 2009

Derechos Ciudadanos

Llega el Partido Pirata
M. González
En Suecia, ha conseguido 215.000 votos en los comicios europeos (un 7,1% de los sufragios) y así ha conseguido un escaño en el Parlamento Europeo. El Partido Pirata, surgido en Suecia en 2006, tiene como objetivo navegar por el mar digital, es decir, Internet.
Busca el libre intercambio de archivos en la Red, acortar los derechos de autor y exigir garantías para la privacidad de los usuarios. Abanderado de la defensa de las libertades civiles en la sociedad de la información, el navío pirata avanza viento en popa a toda vela, como el velero de Espronceda.
Propulsado por el éxito en Suecia, el estandarte pirata ha emprendido un movimiento internacional. Partidos hermanos han surgido en decenas de países, entre ellos España. El mayor triunfo ha ocurrido en Alemania. Allí han sumado más de 845.000 (un 2% del voto) en las pasadas elecciones federales. Pero el Partido Pirata no aspira a gobernar sino a servir de bisagra independiente: "Obtener un diputado ya es un triunfo", dice Fernando Garrido, experto en tecnologías de la información del Observatorio para la Cibersociedad.
Las claves de su ascenso radican precisamente en la concreción de su programa y su atractivo entre los votantes jóvenes, muy distanciados de la política tradicional, según los sociólogos.
"Los partidos existentes han fracasado en la tarea de desarrollar políticas sensatas para la naciente sociedad de la información. En vez de aprovechar las fantásticas posibilidades de Internet, quieren usar la nueva tecnología para crear un Estado de vigilancia en el que el Gobierno tenga más control sobre la vida cotidiana de los ciudadanos", explica el único eurodiputado del Partido Pirata sueco, Christian Engström.
"En esta área tenemos una nueva perspectiva que aportar al debate político. El hecho de que tuviéramos tanto éxito en las recientes elecciones europeas muestra que hay muchos ciudadanos, en particular los jóvenes, que comparten nuestra perspectiva".
En abril tribunal sueco condenó a un año de prisión a los administradores de Thepiratebay.org, radicado en Suecia y considerado el mayor portal de enlaces a descargas P2P del mundo. Resultado: la afiliación al partido casi se triplicó. Ya tienen alrededor de 50.000 miembros.
El caso del Partido Pirata es singular porque nace en un nuevo medio de comunicación, pero tiene precedentes, según recuerda Enrique Guerrero, experto en análisis electoral de la Universidad Complutense de Madrid. "Históricamente ha existido el single issue party, el partido con un solo tema. Es lo que sucedió hace 30 años con Los Verdes y sus reivindicaciones de preservación del medio ambiente".
El germen del Partido Pirata surgió en el seno de los grupos suecos de activistas por los derechos civiles. Ante la aprobación de leyes que pretendían controlar la información que circula en la Red y que podrían permitir que el Gobierno leyera e-mails privados, se fundó en 2003 la Oficina Pirata, un foro de discusión. La iniciativa ganó impulso con la creación de The Pirate Bay (thepiratebay.org), un tracker (rastreador) de archivos que es el mayor portal de enlaces a descargas P2P del mundo.
Finalmente, en 2006 el ingeniero informático Rickard Falkvinge puso en marcha el Partido Pirata. "Los políticos no se han enterado de lo que ha pasado en los últimos 15 años con la revolución que han supuesto los teléfonos móviles e Internet", opinaba Falkvinge en una entrevista. "Siguen repitiendo las mismas cosas y tienen que comprender que en la era de Internet el copyright es incompatible con el derecho a la confidencialidad".
La privacidad de las comunicaciones, insiste Falkvinge, es un derecho crucial: "Ningún Gobierno puede llegar a decretar que cada pieza de comunicación privada, y más aún en el futuro, es ilegal; que si yo envío una canción o un vídeo por e-mail a un amigo estoy cometiendo un delito". De manera que la defensa de las libertades civiles y la reforma de los derechos de autor están estrechamente relacionadas, según advierte Engström, "ya que la única forma de intentar mantener el actual régimen de copyright es supervisar todo lo que hace todo el mundo en Internet. Un precio que no estamos dispuesto a pagar".
La ecuación es clara: "Cuando la legislación sobre copyright, tal como está hoy, entra en conflicto con nuestros derechos humanos fundamentales, los derechos tienen que prevalecer y la ley de copyright debe ser modificada", señala el eurodiputado. Precisamente la reforma del copyright es quizá ahora la cuestión más complicada. El objetivo del Partido Pirata es limitarlo a cinco años.
"Hoy, el plazo de protección del copyright dura toda la vida de un autor, más 70 años, lo cual es ridículo. Las normas actuales no tienen sentido porque en ningún negocio se puede trabajar con la idea de recuperar el dinero durante 100 años". Su objetivo es claro: "Que sea totalmente legal el intercambio de archivos que no tenga finalidad comercial".
Es lo que sucede en España, donde las descargas son legales, incluidos los contenidos con derechos de autor, con la condición de que no haya ánimo de lucro. Pero es una situación que puede tener fecha de caducidad. La principal opositora es la industria cultural, que denuncia pérdidas por las descargas.
Para poner coto a la situación, el Gobierno emplazó a la industria cultural, representada en la Coalición de Creadores e Industrias de Contenido, y a las operadoras de telecomunicaciones, agrupadas en Redtel, a que negociaran una autorregulación del sector. Pero las conversaciones quedaron bloqueadas el pasado mayo. La Coalición pide que se penalice a los concentradores de contenidos (como eMule, Thepiratebay, BitTorrent) y que se persiga a usuarios comunes y se les sancione con la desconexión. Las operadoras aprueban lo primero, pero rechazan lo segundo.
Ante la falta de acuerdo, Redtel ha pedido al Gobierno que regule las descargas y le ha pedido que la futura normativa respete "escrupulosamente" los datos personales de los usuarios, que se descarte suspender conexiones a Internet, entre otras medidas. Eso sí, también quieren que se les blinde jurídicamente ante cualquier reclamación de usuarios sancionados. Para supervisar la regulación se crearía un órgano independiente, la Comisión de Desarrollo y Control de Contenidos Digitales.
Ahora si el Gobierno quiere ilegalizar las descargas debe modificar la ley, seguramente la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información y Comercio Electrónico (LSSI) y la Ley de Procedimiento Administrativo. Ello daría a la Comisión la potestad que ahora sólo tienen los jueces para cerrar páginas web.
La Secretaría de Estado para las Telecomunicaciones ha avanzado que "pronto" habrá medidas contra la piratería, aunque no concreta fechas. También hay alternativas. La propia industria cultural española, junto a los grandes estudios estadounidenses, preparan para 2010 un gran portal de descargas legales de música y películas.
Mientras, en Europa se impone el control del intercambio de contenidos en la Red. Los Gobiernos de Suecia, Francia y Reino Unido ya han endurecido sus leyes para permitir identificar y perseguir a los usuarios que descarguen contenidos sin pagar derechos de autor.
Pero son muchos quienes dan la bienvenida al Partido Pirata porque cuestiona la política tradicional. Los piratas "representan una nueva manera de ver la política, en general, y una nueva manera de actuar, en red, con contacto directo, con alianzas... Son un desafío a lo establecido y a la política formal", considera el asesor de comunicación Antoni Gutiérrez-Rubí.
Luego está el desencanto. Todos los expertos coinciden en que el crecimiento del credo pirata debe mucho a cierto cansancio respecto a la política tradicional. "No hay ninguna sintonía entre políticos e internautas", subraya Víctor Domingo, presidente de la Asociación de Internautas. El éxito pirata radica no sólo en el descontento de los jóvenes hacia la política sobre Internet, sino también a una desafección general "hacia esos partidos tradicionales y hacia sus políticas, que no responden a las demandas de la sociedad". Y los organismos políticos se muestran incómodos con el nuevo partido.
Carlos Ayala, presidente de la Junta Directiva Nacional del Partido Pirata de España cree que su ideario es ambicioso, porque exige transparencia a los cargos públicos, reforma del sistema de patentes o apoyo al software libre. Todo se resume en tres pilares: la libre circulación de la cultura, la reforma del copyright y las patentes, y la protección de los derechos de los ciudadanos, con especial atención a la privacidad, que preocupa cada vez más.
De hecho, la protección de datos de los usuarios en Internet inquieta a más de la mitad de los españoles, según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
"Muchas de las reivindicaciones del partido buscan la protección de derechos fundamentales", advierte Domingo, "porque la batalla por la defensa de los derechos civiles en el siglo XXI se libra en Internet", remacha. La discusión atañe a los fundamentos de la Red. "Hay un debate abierto sobre la neutralidad de Internet, sobre el papel de las operadoras y de los usuarios, y se está haciendo de manera oscura y de espaldas al ciudadano", advierte Garrido.
Son cuestiones que los jóvenes sienten muy cercanas. "El Partido Pirata asume un programa que afecta a millones de personas, pero sobre todo atrae a los jóvenes, que son los que consumen más tecnologías y los que menos dispuestos están a pagar por ello", añade el sociólogo Guerrero. Los jóvenes miran la Red como su espacio público natural y, según Garrido, "ven que su lugar de expresión es Internet y que hay multinacionales que quieren cerrarlo".
No faltan escépticos, pero el tiempo dirá si la acometida pirata es sólo una batalla o el principio de la guerra por los derechos civiles en la sociedad de la información.