Los vuelos de la desvergüenza
Nos hemos quejado en estos días del mal uso que hacen algunos políticos de aquellos privilegios puestos en su mano por los ciudadanos. Por ejemplo del abuso de los aviones militares pilotados por oficiales de nuestras Fuerzas Armadas para asuntos privados o sectarios.
La reiteración de esos actos, la chulería que demuestra ese “aquí mando yo” que parece poner en evidencia la insistencia contumaz en el empleo de esos medios, no tiene justificación en razones de seguridad, como las que se han esgrimido desde el Palacio de la Moncloa para tratar de hacer digerir lo indigesto.
Pero mucho menos cuando se utiliza un aparato que pagamos de nuestros impuestos los ciudadanos para que nuestros políticos no sean menos en sus movimientos en el exterior, en evz de para invitar a los amiguetes, léase en este caso el cabeza de lista socialista a las europeas, Juan Fernando López Aguilar.
Suponemos que al PSOE no le faltan dineros para alquilar un avión, como hacían en tiempos de Felipe González, y así usarlo sin problema en sus actividades partidistas. Lo de ahora no es de recibo y merece no sólo llamadas de atención, sino una penalización con lo que único que tiene el ciudadano en su mano: el voto.
Este mismo domingo, la Reina Doña Sofía –cada vez más admirable- daba un elocuente ejemplo de lo que hablamos. Para una actividad privada, como es visitar a su hermano Constantino, operado en Londres, no dudaba en abordar un vuelo de una compañía barata para no abusar de los caudales públicos, y mucho menos en tiempos de crisis.
La Familia Real, esa a la que los falsos profetas de la República de vez en cuando zarandean como ejemplo de algo oneroso, da más ejemplos de austeridad y buen juicio en este y otros asuntos que quienes presumen de “talante” y luego dilapidan el dinero de los tributos ciudadanos para sus juerguecillas.
Es hora de clamar contra estos abusos. Es hora de decir basta ya, o con mi dinero no y desde luego menos con mi voto.
Porque de algún modo, el abuso de lo público para lo privado es un juego sucio.
Y si los contrarios lo hicieron mal, peor para ellos. Ya lo pagaron en las urnas. Pero lo mal hecho no debe ser la excusa para seguir haciéndolo de aquellos que presumen de honestidad, talante y buenos modos.
Usar los Falcon de la Fuerza Aérea para irse de campaña no es ni honesto ni aceptable. La excusa de que Zapatero es en todo momento Presidente de Gobierno no vale. Porque también es en todo momento secretario general del PSOE, y eso no le da derecho a usar lo de todos en sus actos partidistas.