viernes, 6 de noviembre de 2009

Crónicas Bárbaras

Artistas groseros
Por Manuel Molares do Val
Maribel Verdú es una actriz española guapa, pizpireta, desgarrada o dulce, elegante o desastrada, según sea su papel, pero, ay, es el prototipo de los artistas de cine y de teatro españoles que fuera de la pantalla o del escenario se expresan con groserías, quizás por falta de lecturas y de un vocabulario variado.
No ocurre así con sus colegas de habla inglesa, por ejemplo, Nicole Kidman, que vendría a ser una Maribel Verdú a las órdenes de Francis Ford Coppola, como ha hecho la actriz española en Argentina en la última obra del de director de los tres “El Padrino”.
Kidman y los demás actores anglohablantes tratan de usar un lenguaje rico en vocablos y exquisito en la expresión cuando contestan a las entrevistas periodísticas.
Pero leamos lo que le decía Verdú hace poco a una periodista sobre la subida de impuestos: “Me joden que te cagas, qué quiere que le diga. Pero me descojono”. Luego, explicaba que es una patosa calzando tacones: “Voy andando y me escoño”. O también, "eché un polvo en el cine a los 14 años, mucho antes de hacerlo de verdad".
Aquí no se trata de sus opiniones políticas, tan radicales en el artisterío nacional contra la media España que vota al PP, y que provoca que ese público rechace ver cine español. Se trata de una cuestión de elegancia, de buen gusto, de hablar con educación.
Maribel Verdú es el prototipo del español contemporáneo que acude a la grosería para explicarse al serle difícil usar un vocabulario frondoso.
Sin necesidad de visitar América hable usted con cualquier campesino latinoamericano inmigrante aquí, analice cómo se explica, y descubrirá mayor precisión y riqueza de palabras que esta gente tan guapa, pero tan grosera y de verbo paupérrimo.

(Manuel Molares es periodista, escritor y Capitán de la Marina Mercante)